En todas las guitarras el sonido es producido por la vibración de las cuerdas. Como la cantidad de aire que puede desplazar una cuerda es poco, el sonido necesita ser amplificado para poder ser oído. En la guitarra acústica como en otros instrumentos de cuerda esto se consigue mediante la tapa armónica y la caja de resonancia. La vibracion de las cuerdas se transmite a través del puente a la tapa armónica que gracias a sus dimensiones desplaza una cantidad mayor de aire pudiendo producir un sonido mucho mayor que una sola cuerda.
Al vibrar la tapa armónica, las ondas de sonido se producen tanto desde dicha tapa como desde el fondo de la caja de resonancia.
ver resonancia Helmholtz
Algo de sonido es proyectado en ultima instancia a través del agujero de la tapa armónica Este sonido se mezcla con el sonido producido por la parte frontal de la tapa armónica[1] (algunas variantes de guitarra acústica carecen de dicho agujero, o tienen agujeros en forma de f como los instrumentos de la familia del violín). El sonido resultante es una compleja mezcla de armónicos que da a cada guitarra su sonido distintivo.
En realidad no existe amplificación durante este proceso, en el sentido de que no se aporta energía externa para incrementar la intensidad del sonido (como en el caso de un amplificador eléctrico). Toda la energía procede de la pulsación de la cuerda. La función de todo este sistema es maximizar la intensidad del sonido, pero debido al principio de conservación de la energía el precio energético se paga en la duración la vibración. Esto quiere decir que en una guitarra sin caja de resonancia, las cuerdas no producirían apenas sonido pero este duraría mucho mas.
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